La Guerra por los Piropos


La semana pasada se armó polémica en el Facebook (cuándo no), esta vez por la temática de los piropos. Para quien no lo haya notado, esta es un área que no hemos abordado demasiado en la página, y es una para la cual no tengo muchos conocimientos ni posiciones muy firmes por el momento. Quiero esbozar algunas de mis opiniones provisorias, que sé que para muchos no serán satisfactorias, ya que son eclécticas (es decir tratan de conciliar puntos de vista enfrentados). Sin embargo intentaré que pertenezcan al tipo de eclecticismo que es coherente.

Aquí el disparador catalítico:
"El piropo se usa mayormente cuando hay grupos de hombres. Estos hombres, cuando le dicen un piropo a una mujer, en realidad no quieren seducir a la mujer, sino a los hombres que forman parte del grupo.
El mensaje es: “Fulano, te quiero seducir, te quiero gustar, y por eso le digo esta barbaridad a esa chica que pasa” [...] Los tipos que están juntos en una pizzería y le dicen un piropo a dos minas que están aterrorizadas a las cuatro de la mañana esperando el 143, no se quieren levantar a esas minas, se quieren levantar a los amigos. No sé de qué manera, pero así funciona.
Un tipo que está a las cuatro de la mañana con cinco amigos y no con las dos minas esperando el 143 es porque ése es su asunto. No digo que le gusten más los hombres que las mujeres, digo que prefieren la seguridad de una misoginia ejercida desde la pizzería a las verdaderas aventuras del amor, que no son gritarle cosas a las mujeres que pasan por enfrente, son otra cosa, requieren otra destreza y otra apuesta, de otro orden. [...]
Gritar “che, qué gambas”, eso es un mensaje para el que está al lado: “Che, mirá qué piola que soy, porque no sos mi amigo y me pasás la mano sobre el hombro, que me gusta”. Es eso. [...] Y yo detesto todo eso. Y lo he visto muchas veces. Tipos que conozco, que ahí están… con sus amigos.
No están con su mujer, ni con su amante, ni con su novia ni con una que les gusta: están con sus amigos. Yo no digo que esta sea una preferencia sexual; digo que es una preferencia social y vital: les gusta más conversar con los hombres de mujeres que con mujeres del mundo."
Alejandro Dolina

Bien. No se puede pretender que la cita está exenta de críticas válidas, aunque ninguna de ellas sería una acusación de "mangina" como las que vimos en nuestro Face. Mucho menos podemos afirmar que se trata de un análisis realmente riguroso o profundo. Debe esclarecerse hasta qué punto los piropos son algo realmente malo, en qué grado lo son y si se considerarían acoso, pero primero hagamos algunas apreciaciones.

La cita me pareció importante por un motivo principal, que es que parece iluminar un posible aspecto de la psicología del piropeador antes ignorado: Su motivación por llamar la atención a sus amigos, que no tiene que ver con la seducción intersexual, ni siquiera con satisfacer algún deseo sexual. Claro que no todos son piropeadores "de manada" y hay una cantidad considerable que lo hacen en solitario, pero parece muy plausible que efectivamente haya una dinámica de grupo en esa práctica. Dolina no se manifiesta imparcial ante esto y lo califica como algo patético, yo personalmente concuerdo en creer que esa actitud es patética, pero no por que sea malo preferir la aprobación de amigos antes que de seducir a una desconocida; sino porque si para conseguir ese fin nos vamos a poner a molestar otras personas, estamos actuando mal. Fuera de las malas acciones me parece una preferencia justificable. Aquí creo que Dolina se equivoca y ejerce un mal juicio sobre algo en particular, pero por lo demás tiene un buen grado de acierto, aunque de manera paradójica. Lo que sigue a continuación se trata de una conjetura personal, para nada científica, que deberá estar sujeta a revisión en un futuro.

Los piropeadores, en muchos casos, no lo hacen por que traten de seducir mujeres, pero quizás la raíz de este comportamiento es la atracción de los hombres hacia las mujeres. Parece contradictorio, así que vayamos por partes. Recuerden que explicar no es justificar.

A modo de razonamiento distingamos piropeadores como individuos, y hombres como todo un grupo. El sexo masculino, en general, añora con gran intensidad el éxito personal con el sexo opuesto; y no hay mayor signo de status entre hombres que el de lograrlo. Esto es aprovechado hasta el hartazgo desde el marketing de películas, libros, y todo tipo de industrias (como las de desodorantes). Lo más habitual es que el hombre debe tomar la iniciativa y "tirarse a la pileta", si no lo hace es muy probable que no logre ni una sola experiencia exitosa (salvo que sea un hombre increíblemente atractivo). Muchas veces se encontrará con que la pileta no tiene agua, si se toma el tiempo de estudiar la pileta para prevenir una dolorosa caída puede perder siquiera la oportunidad de sambullirse.
Todo esto fue corroborado de una manera personal por la feminista lesbiana Norah Vincent, quien con un gran talento para la actuación se infiltró haciéndose pasar por hombre durante un año y medio. Ella relata cómo cambiaron sus experiencias sociales, las cuales no considera que hayan sido mejores. En el video menciona que le es más fácil seducir mujeres como mujer lesbiana que como hombre heterosexual, ya que debía pasar por un filtro más exigente y el miedo a quedar "como un idiota" cuando le hablaba por primera vez a alguna mujer desconocida era de una buena magnitud. Muchos hombres podemos sentir que las palabras de Vincent resuenan con nuestras experiencias, aunque en distintas medidas.
Si bien los hombres suelen tener menos aversión a cometer errores, la iniciativa en el mercado sexual requiere coraje. He aquí donde podrían aparecer varios piropeadores. Ellos (no todos) se tomarían el atajo de simplemente demostrar esa osadía para tirarse a la pileta con cualquiera, mientras tanto el éxito en la seducción pueden simplemente presumirlo con anécdotas inventadas o exageradas.

Esta es una explicación conjetural, sólo parcial, y no debería interpretarse como algún reclamo de ningún tipo hacia las mujeres; aclaro porque siendo este un tema tan sensitivo, no faltarán lecturas retorcidas. Puede haber otras motivaciones en la conducta del piropeador.

Otra apreciación que quería hacer es que la cita inflamatoria ofrece una perspectiva heterodoxa al tema, que aunque imperfecta es un avance, ya que los extremos más visitados del debate parecen ser:

(1) La ansiedad por extrapolar lo observado, acusando a toda la sociedad de ser misógina por las malas acciones de algunos hombres ante la mirada pasiva del público. Esta lectura no entiende (o no quiere entender) lo que es la heterogeneidad intrínseca de todo sistema social, mucho menos quiere contemplar la posibilidad de que quizás cualquier situación de violencia en la vía pública suele ser ignorada por la gente, y cuanta más gente presente más chances de que se muestren indiferentes ya que la responsabilidad moral se diluye (el libro "50 myths of popular psychology" muestra evidencias de esto).

(2) La indiferencia moral, y en algunos casos las justificaciones. Siempre se suele hacer la distinción entre "el piropo educado" y aquel que trasciende los límites tolerables, si bien analizaremos ese límite, aún así tengo algunos motivos para creer que no se debe ignorar cierto aspecto de la experiencia femenina para con los piropos más inocuos, sobre esto me explayaré detalladamente. También sucede que alguno que otro justifica los piropos, por ejemplo uno en el facebook decía que un conocido suyo "ganaba" mucho siendo piropeador. Esto era puramente anecdótico y aunque tuviera razón, puede haber muchas causas que van en la dirección contraria. Por ejemplo que alguien con éxito se confíe demasiado y pierda la aversión a cometer errores, en este caso el piropo no es la causa del éxito sino viceversa.

Ahora sí pasemos a evaluar si el piropo es acoso. Hay matices que creo que se deben considerar:
  • Es cierto que no es lo mismo un piropo de palabras educadas en un tono amable, a una distancia prudente, que el gritar barbaridades y exhibir prepotencia en el lenguaje corporal.
  • Sin embargo queda fuera de discusión el problema social del piropo lascivo como acoso, aún cuando no hay una agresividad explícita, nada puede ser más desagradable que alguien te acerque la cara y te diga cosas insinuantes, especialmente si esto es algo que ocurre de manera sistemática en la vida cotidiana.
Sintetizando (2), creo que hay tres dimensiones a considerar en este asunto: Lo explícito (palabras usadas), lo implícito (tono de voz, lenguaje corporal), y la repetición a lo largo del tiempo. Puede haber acoso callejero sin malas palabras, incluso con palabras amables, si se te paran adelante y no te dejan pasar, o te hablan al lado de la cara así de sorpresa, lo cual es un comportamiento que molestaría a cualquiera. Incluso creo que el piropo que no cumple con esas codiciones puede ser agobiante, y dañino, si se convierte en algo lo suficientemente repetido.
A mí personalmente me molesta la confianza desmedida por parte de totales desconocidos. Es algo que tolero de vez en cuando, no me puedo quejar y no lo consideraría nunca como acoso. Sin embargo ¿Qué pasaría si esa situacion comenzara a ocurrir de manera sistemática? Si cada vez que saliera a alguna calle transitada hubieran individuos que me dicen cosas, sean las que sean, comportándose como si me conocieran y emitiendo halagos que no sé si no esperan alguna retribución, ¿Realmente no sería cuestión de tiempo hasta que me sienta harto? ¿Llegaría un día en el que, en una mezcla rutinaria de acercamientos de todo tipo por parte de desconocidos, me molestaría hasta el hecho de que me pregunten la hora?
Probablemente sí, gradualmente iría creciendo un fastidio importante en mí. Esto no significa que pueda decir que todos esos individuos sean acosadores, pero sí creo entender aunque sea en parte, por que lo he vivido en otros dominios de la experiencia humana, el porqué algunas mujeres sienten un malestar crónico y consideran que hasta el piropo más amable e inofensivo es una manera de acoso.

Algunos personajes responden que la molestia de un piropo depende del status económico del hombre que lo dice. Es cierto que el status económico es un factor muy determinante en el éxito sexual de los hombres ("The Big Lies People Tell In Online Dating"), quizás la vara moral del piropo no es la misma para todos los hombres. Pero aún así creo que la prioridad es reconsiderar comportamientos que, en una escala general, causan incomodidad y estréss a muchas mujeres. ¿Que antes no se veía a los piropos como algo malo? Bueno, antes no se veían mal cosas tan ridículas como malgastar una enorme cantidad de recursos y trabajo humano para construir templos a dioses imaginarios, por ejemplo. Con el tiempo las ideologías, los valores sociales, el estilo de vida, todo cambia con suficiente tiempo.

No creo que debamos andar castigando hombres por decirle "buenos días belleza" a una mujer que nunca antes habían visto, a la par de gritadores de obsenidades y manoseadores, eso sería una locura, pero sí creo que debemos poner en gran consideración que la calle no sea un lugar desagradable para las personas, sean quienes sean. Y tenemos buena evidencia de que los piropos son un factor que lleva sistemáticamente a que ese objetivo no se cumpla para la mitad de la población. Por eso, desde mi parecer, es hora de dejar morir al piropo como el verdadero anacronismo que es.

Escrito por Æ

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